Matilde Landa fue una destacada militante comunista española responsable entre otras facetas de la organización del Socorro Rojo durante la Guerra Civil; apresada y condenada a muerte en 1939, se le conmuta la pena por 30 años de cárcel gracias a la ayuda de amigos de la familia entre otros. Su labor de defensa de las presas en la cárcel de Ventas la convierte en referente de la resistencia; de esta prisión es trasladada a Can Sales, en Palma, tristemente conocida por las pésimas condiciones de las presas y sus hijos.

Matilde, criada y educada en el seno de una familia muy ligada a la Institución Libre de Enseñanza, no está bautizada. Este hecho se convierte en el blanco perfecto para las autoridades eclesiástica y civil de Mallorca, pues su conversión se utilizará como propaganda de la derrota del Comunismo.

Barbara Pons, catequista de Acción Católica, es enviada a la celda de Matilde para ayudarle a preparar el camino al bautismo. Su misión es convertir a Matilde a la fe cristiana, ayudada por el chantaje ejercido sobre Matilde con la propia alimentación de los niños de las presas y con las condiciones higiénicas de la cárcel.

Esta situación genera un combate dialéctico e ideológico que no deja respiro alguno con inserciones en nuestro presente mediante el personaje del Actor, que nos trae la memoria de los muertos.

Sobre un hecho histórico Agustín Iglesias construye un texto dramático fruto de una exhaustiva investigación histórica. La obra se conforma en 16 escenas donde suceden “los asaltos” con un actor que dirige el combate